Crítica
Tenemos en nuestras manos, con gran ilusión, el último trabajo de los anglo-americanos BLACK COUNTRY COMMUNION, titulado “BCCIV”, es decir su cuarto disco tras unas vacaciones de cinco años, desde que en 2012 apareciera “Afterglow”; luego en 2013 vino la separación… y digo “con gran ilusión” porque más de uno en Metalcry esperábamos el regreso de los Hughes, Bonamassa, Bonham y Sherinian, de los que somos mega-fans, como agua de mayo.
La “superbanda” sigue compuesta por los cuatro músicos de siempre, lo que se agradece, ha grabado el disco en Malibú, California (¡en sólo siete días!), y ha contado con la producción de Kevin Shirley, “The Caveman”, un aficionadillo del negocio que nada más ha producido a donnadies del rock como JOURNEY, IRON MAIDEN, RUSH, el mismo JOE BONAMASSA, DREAM THEATER, MR. BIG…
El disco se aleja, en cierto modo, de los anteriores en el sentido de que no encontramos gran profusión riffs poderosos (aunque los hay) ni estribillos con coros gloriosos. Parece ser que el cuarteto ha querido apostar por temas menos épicos que los de trabajos anteriores, y se ha centrado más en el rock clásico y tradicional, con buenos solos a cargo de Joe y buenos colchones de teclados de los que se encarga Derek… si bien el sonido de teclas elegido para algunos temas no me gusta nada. Como imagináis, por la voz de Glenn parece que el tiempo no pasa, a pesar de sus 66 primaveras.
Sin tregua, abrimos con el adelanto “Collide”, que cumple con los parámetros: riff aplastante, golpes atronadores de caja y pasajes en las estrofas en las que Glenn se queda solo con Derek… con ese sonido poco afortunado de sus teclados; sin duda, un buen adelanto que nos lleva al primer tema algo más calmado de los muchos que componen el disco, llamado “Over my Head”. Los falsetes de Hughes, un bridge que cambia de tono, y un ritmo machacón conforman un buen tema de estribillo algo popero, tal vez muy radiable, aunque con ciertos ramalazos de “soul”.
“The Last Song for my Resting Place” es una larga canción de casi ocho minutos, escrita y cantada por Joe (la única) que nos transporta, con su mandolina y su fiddle o violín tradicional de la música gaélica, nada menos que al Titanic, ya que trata de Wallace Hartley, violinista del barco, famoso por dirigir una pequeña orquesta mientras éste se hundía. El clima del tema es pausado, épico en el estribillo y muy melódico, y nos muestra lo versátil que puede ser Bonamassa. Gran canción.
Otro trallazo de riff seco pero efectivo es “Sway”, donde encontramos a un Hughes inconmensurable, y otra vez ese sonido de teclas que ¡argh! Por lo demás, es una de las canciones más bombásticas y frenéticas del disco que seguro hará las delicias de los más rockeros. “The Cove” es la primera canción definitivamente lenta del plástico. Sin embargo, la atmósfera va creciendo hasta estallar en el solo y uno no puede dejar de pensar, en cuanto empieza la primera estrofa, en los grandes temas lentos de PURPLE que con tanta maestría interpretara el mismo HUGHES en una época de la banda. Es un tema escrito por él sobre su amor a los delfines.
El propio GLENN comienza con un riff de bajo “The Crow”, uno de los temas que más me ha calado del disco, con su obstinato de guitarra y bajo sobre el que los golpes de BONHAM, a contratiempo primero y a tiempo después, llenan un tema tremendo. De nuevo lo de la voz no tiene nombre, y el solo, introducido por el bajo otra vez y retomado por las teclas (¡Hammond! ¡Sí!), es de época. Luego llega la canción que menos me gustó en las primeras escuchas por su comienzo algo ligerillo, casi «popero» otra vez… pero “Wanderlust” es un temazo de ocho minutos que crece como la espuma. Estribillo melódico con un logrado cambio de tono, de nuevo solo frenético, quizá el mejor del trabajo, y golpes de bajo acompañados de una bonita melodía de piano… “mu” grande.
“Love Remains” entra sin preguntar con buen riff clásico, pero luego se vuelve melódica en la estrofa y lo cierto es que baja un poco en la parte del estribillo, poco imaginativa, aunque resultona por el trabajo de Bonamassa. Tal vez la más flojilla del disco que analizamos. “Awake” es intensa desde el principio, algo loca, con una escala casi psicodélica abriendo el tema… y de nuevo algo de falta de intensidad en las estrofas, pero de inmediato se soluciona la cosa cuando Joe toma las riendas. El tema tiene un punto “funk” indudable, pero se vuelve salvaje gracias a la voz, y acaba, con un gran solo de preguntas y respuestas entre Derek y Joe, salvando los muebles de forma más que honrosa.
Terminamos con la tranquilidad que proporcionan piano y acústica en “When the Morning Comes”, otra pieza maestra con letra de Bonammasa, que comienza calma y toma energía poco a poco, con su bonita melodía que se va endureciendo y nos trae de nuevo algunos años atrás en el tiempo, acabando, como mandan los cánones, con un “tutti” de locura colectiva.
En resumen, un gran disco que ahonda más en la paz y la tranquilidad que los anteriores, pero sin dejar de lado el rock potente del que está bien instruido el cuarteto. La producción de Kevin Shirley lleva a la banda por buenos caminos, aunque tal vez haya de pasar bastante tiempo hasta que nos den el gusto de tener en la mano material nuevo… Altamente recomendado.
Lista de temas:
1. «Collide» 2. «Over My Head» 3. «The Last Song for My Resting Place» 4. «Sway» 5. «The Cove” 6. «The Crow» 7. «Wanderlust» 8. «Love Remains» 9. «Awake» 10. «When the Morning Comes»
BLACK COUNTRY COMMUNION son:
JOE BONAMASSA, guitarras y voz.
GLENN HUGHES, bajo y voz.
DEREK SHERINIAN, teclas.
JASON BONHAM, batería.