JOE SATRIANI – TEATRO CIRCO PRICE, MADRID – 01/10/2015
Sin Palabras
Ayer vi a Joe Satriani en directo. La cita era en el Teatro Circo Price de Madrid, un emplazamiento envidiable que nos permitió disfrutar de un espectáculo excelente y un sonido superlativo. Allí estaba, ocupando mi asiento y dejándome asombrar por el talento del guitarrista y su banda, cuando se me cruzó por la cabeza ¿Y qué narices voy a contar en la crónica de este concierto? Porque seamos realistas: a estas alturas está casi de más señalar la relevancia de Satriani en la guitarra actual o su peso como intérprete y compositor en una escena musical de la que es una de las principales estrellas.
La respuesta a mi pregunta podría ser tan sencilla como limitarme a poner negro sobre blanco una descripción de concierto, que por cierto tenía como objetivo presentar su nuevo y flamante disco “Shockwave Supernova”. Pero lo cierto es que Joe no lo pone fácil ni para hacer algo a priori tan simple como eso. Cualquiera que estuviera presente en el evento, o que lo haya visto con anterioridad, entenderá porqué digo esto: sobre el escenario, con una banda de puro talento y técnica envidiable, Joe se convierte en un animal especial y su show en una demostración continua, sorprendente y casi inabarcable de su habilidad. Sus canciones se suceden una tras otra dibujando una suerte de poema épico, al más puro estilo homérico, con rimas imposibles, hazañas legendarias y héroes mitológicos capaces de alcanzar la perfección y dejarnos una huella imborrable en la memoria.
Con dos horas por delante y un público dedicado y ansioso por su música, Satriani arrancó su setlist con “Shockwave Supernova”, “Flying In A Blue Dream”, “Ice 9” y “Crystal Planet” y desde el primer momento se hizo patente que no solo íbamos a disfrutar del afamado guitarrista, sino que su banda iba a estar muy presente durante todo el concierto, y que habría momentos de sobra para comprobar las capacidades de cada uno en sendos ejercicios de exploración. La travesía musical de la noche haría su siguiente parada en una apropiada “Not Of This World”, que define bien la sensación que se le queda a uno al presenciar semejan espectáculo. “On Peregrine Wings”, “Friends”, “Time” y una excelentísima “If I Could Fly” (para mi gusto, uno de los grandes momentos de la noche) se sucedieron en una orgía musical imparable, con el respetable perplejo ante la maestría de los intérpretes que tenían antes si.
En cierto sentido podría decirse que “If I Could Fly” fue el punto y seguido a la primera parte de el show, dejando paso a una nueva letra mayúscula con la llegada de la íntima “Butterfly And Zebra” y la intensa “If There Is No Heaven”, dando poco a poco pie a piezas con grandes espacios para la experimentación como “Cataclysmic”, “Crazy Joey” o una magnífica “All Of My Life”, que nos dejó a solas con Marco Minneman sacándole jugo a sus parches y platillos en un solo que fue de menos a más durante unos seis minutos, dejando claro que es uno de los mejores del momento en su instrumento y dando pie al regreso de la banda para interpretar “Luminous Flesh Giants”.
Cualquier halago posible es aplicable y como argumentos sirvan los grandes momentos vividos con temas como “Always With Me, Always With You”, “God Is Crying”, “Goodbye Supernova” o “Satch Boogie”, que puso el punto y aparte antes de los bises. No hubo que esperar mucho antes de que la banda regresara al escenario y cerrara su mágica actuación con “Big Bad Moon” y una excelente “Surfing With The Alien”, que no podía faltar.
Que no tarde en volver. No hay nada más que decir.