DEEP PURPLE + ALTER BRIDGE – BIZKAIA ARENA BEC, BARAKALDO – 30/06/2017
Legendarios como Pocos
Asistiríamos con la mosca detrás de la oreja, a la supuesta despedida que DEEP PURPLE nos tenían preparada en Barakaldo. Llegaríamos con el recuerdo poco memorable, que conservábamos de años anteriores, pero nos terminaríamos marchando para casa, con la satisfacción de haber asistido a un recital de lo más digno y elegante. Sin muchos de los temas que uno podría imaginarse en un bolo de la banda, pero con la sensación de haber contemplado, un espectáculo francamente coherente.
A pesar de que no lo hayan manifestado de manera oficial, todo apunta a que esta pueda ser la última gira en la que presenciaremos el directo de las leyendas británicas, una de las formaciones fundamentales a la hora de entender el Rock duro durante los setenta, que en pleno 2017, aún continúan llenando pabellones con muchísimos años a la chepa.
Abrirían la noche los estelares ALTER BRIDGE, que cada día están un peldaño más cerca de la primera división, y un poco más lejos de mi corazón. Su propuesta me resulta cada día menos interesante y plana, a pesar de que he intentado una y mil veces, encajar sus temas dentro de mi particular rutina. Tienen la extraña capacidad de concebir temas que se me olvidan a los dos segundos de haber terminado, a pesar de lo bien ejecutados que los presentan, a pesar de lo aparentemente correcto de su discurso. Me cuesta comulgar con su propuesta, carente de sal y pimienta.
Inquinas personales aparte, hay que decir que el sonido con el que disfrutaron en el BEC, tampoco es que les hiciera ningún favor para conseguir trascender, con un bajo excesivamente alto y una voz que no se oía lo suficiente. Darían especial cancha a su mejor trabajo, dedicado al pájaro negro, mostrando todas las armas que les han ido haciendo valedores, de uno de los tronos del rockerio comercialote, dignos herederos de los mejores NICKELBACK o CREED. Futuras estrellas, qué duda cabe.
Los jefes de la noche resultarían mucho más emocionantes, con una sencilla puesta en escena, en la que resaltaban tres enormes pantallas y la mera presencia de los músicos, frente a un pabellón repleto con más cuatro mil personas expectantes. No necesitarían mucho más los Purple, para obsequiarnos la última lección que nos quedaba por recibir. La de la humildad de unos músicos, que eligen mutilar su propio repertorio, para que la actuación entera acabe luciendo a la altura de su leyenda. Una lección que pocas bandas hoy en día, son capaces de regalar.
Presentarían con valentía su último trabajo, con cuatro temas, sin que ninguno de ellos impactase con determinación sobre la parroquia, pero sin que tampoco acabasen desmereciendo, el guion establecido. Serían clásicos como “Fireball”, “Strange Kind Of Woman” o “Lazy”, los que alzarían puños a su paso, recordarían a la mayoría de los presentes sus años mozos y terminarían por encandilar, a unos seguidores, que se hicieron mayores mientras mamaban la purpura profunda.
Las partes instrumentales serían alargadas hasta el máximo, eso sí, siguiendo el clásico esquema que siempre ha mantenido la formación, el mismo que quedo inmortalizado en las cuatro caras del Made In Japan, con un larguísimo solo de Don Airey, en el que no falto el himno del Athletic y algún que otro guiño al folklore de la zona. También tendrían tiempo Roger Glover y Steve Morse, a lucirse con sus respectivos instrumentos, dejando descansar en todo lo posible, la garganta del amigo Gillan y de paso, ir demostrando la exquisita técnica que los años no han podido arrebatarles.
Para muchos sería demasiado sin embargo, despegando únicamente en los momentos en los que “Space Truckin” o “Smoke ON The Water” saltaban a la palestra, dando importancia al papel fundamental que tienen los himnos en este tipo de recital. Con elegancia, sin maravillas como “Higway Star” o “Speed King” con las que hacernos temblar por las cuerdas vocales de Gillan y con una bendita serenidad de elegantes caballeros ingleses, irían liquidando una comparecencia sobresaliente. Comedidos y convincentes en todo momento. Desde “Time for Bedlam” que fue con la que arrancaron, hasta “Black Night”, que fue con la que acabarían cerrando, todos sus minutos resultarían una impagable clase sobre como explotar las virtudes, y ocultar las carencias. Un triunfo de estrategas resabiados.